Aunque me gustes, no vas a quedarte,
aunque tus ojos me llenen de ti,
no hay versos que puedan hacer que mirarte
signifique algo también para mí.
Tu risa me toca, pero no me nombra,
tus pasos no saben venir hacia mí.
Soy sombra en la orilla de toda tu sombra,
el eco que a veces se cruza por ti.
Lo vi en tu mirada: ternura sin peso,
como quien acaricia sin intención.
Te juro que quise quedarme en tu beso,
pero el aire dolía en mi corazón.
Tú brillas, lo sé, y yo solo miraba,
cuidando en silencio mi propio temblor.
No todo lo bello termina en la cama,
ni todo el cariño se vuelve amor.
Así que me guardo lo que no se dice,
me trago el deseo y me pongo de pie.
No fuiste cruel… pero igual me deshice.
Y aunque me gustaste… ya sé que no fue.