Temo ser voz que no brinde consuelo,
puente quebrado en mitad del desvelo,
temo que el alma que busque mi guía
solo reciba silencio y vacío algún día.
Cargo teorías cual faros de arena,
luz que titila, tan frágil, tan plena,
pero en la sombra me asalta el pensar:
¿seré sostén o motivo de mal?
En cada mente un abismo se esconde,
y aunque mi mano hasta allí corresponda,
late el temor de no ser suficiente,
de no salvar lo que llora la gente.
El tiempo me pinta futuros inciertos,
salas vacías, caminos desiertos,
y en mi reflejo se oculta la duda:
¿ser psicóloga o máscara muda?